• 2019 ha sido testigo de la llegada de nuevos zapatos, la marca homónima dirigida por Taro Ishida. Con la intención de redefinir los límites y la definición de prestigio (que, debido a su ubicuidad, ha perdido en cierto modo su significado), Ishida lo eleva y recarga con una preciosidad y rareza casi sagradas. Desde su infancia, Ishida, nacido en Ámsterdam pero educado en Japón, ha sentido fascinación por los tacones altos y por el modo en que la postura y el comportamiento de una mujer cambian por completo cuando se los pone; realzan tanto su fuerza como su fragilidad. Son, en su opinión, plintos para el cuerpo.

  • Esta obsesión se traduce en la impecable colección de debut de Ishida, en la que hasta los detalles más minúsculos están afinados a la perfección. Los diseños, feroces y femeninos, están sobrecargados de un glamour y un dramatismo sin paliativos: zapatos de salón en punta, botines y botas hasta el muslo se colocan sobre altísimos tacones de 105 mm (que parecen más bien tacones de 120 mm gracias a las ingeniosas ilusiones ópticas del diseño). La artesanía superlativa de Ishida va acompañada del uso de los mejores materiales: pitón bordado, teñido a medida y pintado a mano, pulido con piedras naturales, charol, ante mantecoso y suntuosos terciopelos en una paleta personalizada de dorados, verdes, azules y rojos.

  • Las molduras escultóricas crean un toque sutilmente surrealista y muchos diseños están acabados con piedras semipreciosas talladas a mano y facetadas en la punta, una metáfora visual de la combinación de fuerza y fragilidad de la colección. El efecto es a la vez moderno y eterno: estos zapatos son perfectos para el presente, pero también serán los héroes del guardarropa eterno de la mujer moderna. Son una fusión sublime de funcionalidad y fantasía.

  • Creció en una familia de artistas en Ámsterdam, experimentando con la música y el graffiti, Ishida siempre supo que seguiría una dirección creativa. En 2009 se trasladó a Rotterdam y se matriculó en la Universidad Técnica de Delft, donde estudió arquitectura. Paralelamente a sus estudios, Ishida pasó un tiempo trabajando con su mentor, el arquitecto Nick Albers, en una empresa de diseño multidisciplinar.

  • Sin embargo, los zapatos, en concreto los de tacón, siempre han sido un tema de especial interés para Ishida. Fascinado por la forma en que la postura y el porte de una mujer cambian por completo cuando se los pone y por cómo realzan tanto su fuerza como su fragilidad, los veía como una arquitectura para el cuerpo.

  • En 2014, Ishida decidió llevar esta obsesión al siguiente nivel y se trasladó espontáneamente a Milán para estudiar zapatería en Ars Sutoria. Desde allí pasó un año viajando a las mejores fábricas y reuniéndose con maestros artesanos. En 2016 se trasladó a Tokio para estudiar con el zapatero a medida Noriyuki Misawa, considerado el artesano del calzado más experto del mundo.

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